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Ya casi pasó un año desde que conocí este maravilloso mundo de la seducción científica. La verdad es que me cambió completamente la forma de enfrentarme a la vida. Para los que no me conocen, tiempo antes de tomar el curso en LevantArt, pertenecía a un grupo ultra-católico-religioso.
Nunca en todas mis relaciones pasadas, se hablaba de sexo. Se evitaba el tema a toda costa, ya que era la forma más rápida de «ganarse pasajes directos al infierno». Dentro de estas relaciones destaco una que duró 5 años… ¡Y sin sexo! Es la razón por la que entré al curso: quería recuperarla. La verdad es que ella era una mujer hermosa y en su momento yo sentía que si la perdía nunca iba a poder encontrar algo así de nuevo. Por pensar así, creo, la perdí. De a poco comencé a salir y luego de dos años después de rumbas infructuosas encuentro este curso, del cual continúo agradecido hasta la fecha.
(Lee más reportes reales de ex-alumnos de LevantArt en este link)
Había concluido el tercer mes de curso y sentía esa emoción de «¡Esto en verdad funciona!».Con esa sensación de seguridad me atreví a volver a hablarle a mi ex. El comienzo por chat fue con lo básico que aprendimos en clase, comencé con el clásico «¿Sabes qué?” Enganchó, buena interacción. Me contó que seguía afectada por un problema. Sin dudarlo le dije que lo viéramos en persona para ver si la podía ayudar en algo. Tenía miedo de haber dado papaya, pero ella picó el cebo y nos juntamos.
El encuentro fué en un Juan Valdez cerca de su casa. Conversamos largo rato. No recuerdo los temas pero si recuerdo lo que pensaba durante toda la interacción: “tengo que escalar físicamente”. Siempre que podía hacía contacto, le hice el abrazo típico de la «hermanita menor, el test de los dedos, etc… Aún no me atrevía a levantar temperatura con la conversación, pues mi miedo era que ella siga siendo la misma mujer que cuando estuvimos juntos.
Ella estaba pasándolo increíble y yo también. Me pide que la acompañe a su apartamento, que se tenía que arreglar porque iba a salir con unas amigas. Acepto.
Ya en el apartamento nos ponemos a conversar del pasado. Recuerdo en ese momento estar dibujando figuras con mi dedo en su espalda… Ahí es cuando pienso: «no puedo esperar más, tengo que elevar temperatura como me enseñaron.»
Yo – Lo que me da más risa de lo que tuvimos fue que nunca avanzamos en nada sexual…
Ella – Cierto, cómo lo aguantamos? jajaja
Ambos reímos. Perfecto. Llevé la conversación a hablar de posiciones, fantasías, lugares, etc, etc, etc. Fue una catarsis de todo lo que no habíamos conversado mientras estuvimos en pareja.
Suena el teléfono y eran sus amigas que se encontraban abajo. Me mira y me dice algo como: «Esta conversación está demasiado entretenida, me quedo o no?… Mmm… Sí, me quedo. Si esto es como un reencuentro que nos debíamos jajaja. Chicas no voy a poder, hablamos después» Y cortó.
Seguimos hablando, manteniendo la conversación muy sexual. Le pedí que me hiciera masajes, ella accedió. En eso me escribe por whatsapp una de las viejas que conocí haciendo el curso, una bonita argentina. Mi ex vé el mensaje y me pregunta quién es. Aprovecho la situación para crear una trama de celos y le digo que es una vieja con la que me iba a juntar ahora. Me dice que no vaya, así como ella no fue a juntarse con sus amigas. Insiste en que era «la conversación que nos debíamos». Le dije que lo pensaría y me pidió ver la foto de la argentina. La argentina es muy linda, se descontroló: Explosión mental, llena de caos y confusión cerebral… Se vió superada. ¡El poder de la atracción! Mi estrategia estaba funcionando.
(Más sobre cómo generar atracción en esta entrada)
Me insistió, «ya, no no vayai!», yo le dije algo así como: «Jaja ¿por qué no? si es muy simpática, es argentina y se va mañana!» Me miró con furia. Nunca voy a olvidar esa mirada. jaja. Me reí, ella se enojó aún más y se fué para su habitación. La seguí y me hizo una escena de celos, le dije algo como «que cual era el problema de juntarme con la vieja, si nosotros ahora somos solo amigos”. Y ahí me miró, se abalanzó sobre mi… y ¡me besó!. El beso derivó en más besos por todo el cuerpo y una cosa llevó a la otra, ustedes saben cómo es.
¡Había cumplido mi meta de cuando entré al curso! Luego de los 5 años de relación y dos de estar sin contacto con ella, nuestro primer encuentro sexual.
Me quedé con ella toda la noche. Al otro día me levanté, retomé la interacción con la argentina y nos vimos en mi apartamento antes de que se fuera de Bogotá.
Lo primero que aprendí de esta interacción es que para las mujeres no hay nada más atractivo que saber que otras te desean, la preselección: «Que otra mujer te desee es porque claramente tienes algo que ella DEBE poseer». Llegando a reacciones tan ilógicas como que se me abalanzara para besarme de enojo, todo para que no fuera a juntarme con la argentina.
Tal vez nunca entenderemos a las mujeres, pero si sabemos como hacerlas reaccionar, je.
Se agradece todo tipo de comentarios, reflexiones, dudas o lo que deseen agregar.
Un abrazo y game on!!!
Daniel – 29 años – Ingeniero
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Nota del Editor: Los nombres propios y algunas circunstancias han sido modificadas para resguardar la privacidad de los involucrados.