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Parceros! Aquí les traigo este reporte de lo ocurrido el domingo en el Parque de la 93. Todo comenzó durante la tercer salida práctica del Curso AtraXion. Conversaba con nuestro Coach Kinsey sobre cómo mejorar mi lenguaje corporal al momento del acercamiento cuando veo pasar una hermosa vieja de unos 25 años con un bonito vestido azul. Lo miré a Kinsey y le dije “Me encanta esa mujer!”. Kinsey me mira y me dice: “No me lo digas a mi! Vé y dícelo a ella!”
Fuí tras ella apresuradamente, había gente alrededor observando pero no me importó. Me le adelanté y caminando a la par de ella le dije:
Yo- Disculpa, pero estaba allí con unos amigos cuando te vi pasar caminando y tuve que venir a hablarte. No sé, tienes una energía, un aura que me encanta… tenía que venir a decírtelo porque sino me iba a arrepentir el resto de la semana.
Se quedó mirándome en silencio, estaba impactada. Le reafirmé que iba en serio, que me encantaba, que no soy de hacer este tipo de cosas pero sentí que tenía que hacerlo.
En otra oportunidad antes de ingresar a LevantArt, generé el mismo impacto en otras viejas pero luego me quedé en frio y sin saber qué más decirles. Pensé: “no me va a suceder lo mismo otra vez ”.
Entonces puse en práctica el ejercicio que nos dieron en clase dos: le dije que ayer conversando con una amiga, ella me contó cómo Marlon Moreno conoció a su mujer, que él se le acercó sin conocerla y que cuando me contó eso yo pensé que la próxima vez que viera a una mujer con la energía que estoy buscando, iría a decírselo. Y que con ella era la primera vez que lo hacía, así que me sentía un poco avergonzado
Ella aún no respondía, estaba paralizada. Para relajar la situación le pregunté qué estaba haciendo sola en el parque y me dijo que estaba yendo a visitar a una amiga así que le propuse que caminemos un poco y nos podíamos ir conociendo. Me pareció que caminando se iba a relajar, pues salimos de esa situación donde ya todos los que estaban cerca nuestro tenían los ojos puestos en la interacción, no es normal que un hombre aborde así a una mujer, con respeto y educación a plena luz del día.
Comenzamos a caminar y le pregunté qué hacía con sus tiempos libres, me cuenta que le gusta nadar. Allí comencé a aplicar la estrategia de seguir cada pregunta con una afirmación.
Yo: – A mi me encanta nadar! En una época blabla bla
Le cuento una historia relacionada con la natación.
Yo: – A qué te dedicas?
Me cuenta que es productora de cine y publicidad, que se dedica a dirección artística y no sé cuántas cosas más. Entonces le cuento que mi primo es colorista, que trabaja en México en Cine Color y que me encanta el arte y bla bla bla.
Hablamos breve sobre los procesos que hay detrás de las películas, algo que entiendo bastante ya que es cierto lo de mi primo y tuve larguísimas conversaciones sobre eso. Cuando comenzábamos a hablar del fluir de la creatividad, pensé que debía ya apuntar a un invitarla a un próximo encuentro, tampoco quería que parezca que estaba persiguiéndola.
Yo: – Disculpa pero mis amigos me están esperando en el parque y no los abandono por nada en el mundo… ¿Qué te parece si intercambiamos información así seguimos la conversación en otro momento?
Accede con una enorme sonrisa. Por un lado creo que por la relajación de terminar con esa interacción un poco incómoda (por lo anormal de la situación) y por el otro porque le demostré que quería volver a verla, no era un incidente de locura aislado jaja. Lo mío iba en serio. Le demostré que ella me interesaba de verdad. Allí mismo le doy mi numero y ella me llama. Ya estábamos conectados.
Seguimos conversando, ella ahora me miraba a los ojos. Conversamos sobre lo extraño de la situación, que es algo poco habitual pero que está chevere. Le toco la mano y se muestra bien predispuesta, ella también quería sentir el contacto. Entonces le pido que se acerque, la tomo del brazo y la abrazo. Le dí un abrazo como el que se dan dos amigos que hace rato no se ven. Ella se queda abrazada a mi por unos 30 segundos. Le acaricio suavemente la espalda , la cabeza y veo que lo disfruta. Sentí deseos de besarla pero no estaba seguro de cómo iba a tomar ella un beso a plena luz del día. Como tampoco quería quedar como un hombre beta, ya que ella se había mostrado bien predispuesta, pensé en una última prueba: la prueba de la mirada. A medida que la voy dejando de abrazar, lentamente, me voy moviendo hacia atrás, muy despacio y la miro a los ojos con complicidad. Si no me quería besar, hubiese bajado la vista seguramente o se hubiese puesto seria. No fué el caso, ella me devolvió la mirada con una leve sonrisa. La besé. Fue un beso corto nada demasiado pasional, no quería generar ninguna incomodidad.
(más sobre cómo detectar las señales ocultas de interés en esta entrada)
Yo: – Qué lindo conocerte… qué pena mis amigos me están esperando… debo irme…
La abracé de nuevo, quedamos abrazados varios segundos otra vez. Otra vez nos besamos.
Al despedirme le dije que la iba a llamar. Ya habíamos hablado de cuando volver a vernos en la semana o el próximo domingo.
Volví a buscar al Coach Kinsey con una sonrisa de oreja a oreja y obviamente le pedí tips para seguir el juego. El lunes por la tarde intercambiamos algunos mensajes por whatsapp, para que no se enfríe la interacción. El miércoles por la tarde le escribo otra vez y me responde que ella sabía que yo hoy le iba a escribir. Excelente conexión! Quedamos en vernos el jueves. La paso a buscar con el carro y el saludo fué muy emocional, me abrazó y nos besamos como si fuéramos novios.
Fuimos a BBC y apenas nos sentamos, comienzo con el juego de las preguntas: una cada uno, no vale repetir, hay que contestar la verdad, etc. Casi todas las preguntas fueron sobre sexo. Una hora estuvimos allí.
Sentados nuevamente en el carro, le sugiero continuar en mi apartamento, podemos ver una película. Aceptó sin problemas. Ya en mi apartamento en vez de poner una pelicula, puse en youtube un video de Gorillaz en vivo. Y lo lamento pero hasta aquí, todo lo que un caballero puede contar.
Sólo diré que estuvimos juntos hasta el otro dia a las 11 pm.
Es muy bonito darse cuenta que no es necesario salir de rumba todos los días para conocer bellas mujeres. Hay mujeres en todos lados, todo el tiempo. Depende de nosotros.
Jairo – 31 años
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